Era mayor que su "primo"
norteamericano el
Smilodon fatalis y poseía un pecho y patas delanteras muy desarrollados. Este gran
gato medía 1,15
m de altura sobre los hombros, y un peso de hasta 360
kg,
2 3 llegando hasta los 400 kg., convirtiéndolo en uno de los mayores félidos que hayan existido.
2
Es probable que
Smilodon populator cazara en grupos. Debido al gran desarrollo de los músculos de sus patas y su cuerpo robusto, no podía correr a altas velocidades para atrapar sus presas, pero podría viajar con otros dientes de sable con el fin de emboscar herbívoros pequeños o medianos. Inmovilizaban la víctima escogida con los potentes músculos de sus patas y a continuación le cortaban la garganta con sus largos
dientes de sable de hasta 18
cm de longitud. Estos dientes tan largos eran relativamente frágiles, por lo que no podían usarse hasta que la presa estuviese totalmente quieta o correrían el riesgo de romperse con el forcejeo, algo que se encargaban de evitar las fuertes patas delanteras. Se han encontrado
fósiles de varios individuos diferentes, muy cerca unos de otros y de restos de animales pastadores, lo que constituye un claro indicio de conducta social en esta especie. Además de Brasil, también de han descubierto restos fósiles de estos grandes felinos en países como Venezuela, Bolivia, Chile y Argentina
Smilodon fatalis es una
especie extinta de
félido perteneciente a la
subfamilia de los macairodontinos (
Machairodontinae) conocido también como
felino de dientes de sable,
1 si bien otras especies han recibido
este nombre. Vivió durante el
Pleistoceno y desapareció a finales de esta época, se cree que su mayor extinción fue debida al cambio climático principalmente y en parte por la acción del hombre.
De aspecto muy imponente, el mordisco del esmilodón era relativamente débil y sólo tenía, aproximadamente, un tercio de la potencia del de un león. Cazaba en solitario, poseía unas potentísimas patas delanteras que usaba para tumbar a la presa e inmovilizar a sus víctimas con una fuerte flexión de la cabeza permitida por una potente musculatura cervical, clavando sus temibles caninos en la garganta. La sangre dejaba de llegar al cerebro y la muerte se producía de manera inmediata. No necesitaba, por tanto, una mandíbula tan potente como los felinos actuales.
2
Smilodon Populator de Bullyland
Smilodon fatalis de Safari Ltd.
eso si que debe dar miedo